Cuando empecé a cocinar al vacío me resultaba muy cómodo llegar de la compra, sazonar la carne fresca con sal, hierbas, o especias, y envasarla al vacío hasta el momento de cocinarla. La sal perfectamente medida —alrededor de un 1% del peso de la carne— difundía lentamente por toda la pieza, dejando un punto de sazón homogéneo y evitando un paso al abrir la bolsa para dorar la carne. Este procecer se ve reflejado en varias recetas antiguas del blog.
Más adelante leí los artículos To Salt or Not To Salt — That’s the Searing Question en Cooking Issues y Corrective Seasoning: chasing juicy en Ideas in Food. En ambos recomiendan salar después de cocinar al vacío para el caso de cocciones «indirectas», es decir, en las que refrigeramos en vez de consumir inmediatamente. El problema es que cambia la textura de la carne, adquiriendo una firmeza característica de la carne curada, que puede llegar a recordar al fiambre.
Yo había percibido un efecto similar cuando salaba, embolsaba, y dejaba en el frigorífico unos días antes de cocinar, incluso cuando luego consumíamos inmediatamente. Lo cierto es que, aunque en unas pocas ocasiones el efecto era acusado, por lo general esta textura «curada» no me molestaba especialmente.
Hasta que, de cara a preparar el curso de cocina al vacío, decidí probar en paralelo distintas estrategias para salar con las mismas piezas partidas en varios trozos: salmuera, salado previo a embolsar, o salado posterior a la cocción sous-vide, justo antes de dorar. Tanto con consumo inmediato como indirecto. Probé con pechugas de pollo, solomillos de cerdo, carrilleras de ibérico, y ossobucco de ternera (en este caso sin salmuera, sólo sal antes o después). En el maremágnum de preparar el curso no hice apenas fotos, aunque las cualidades de cada prueba se apreciaban más en la boca que a simple vista.
Las catas fueron informales, sin doble ciego ni nada realmente científico. Pese a ello, las conclusiones fueron bien evidentes y tanto mi mujer (que no sabía qué muestra estaba probando) como yo coincidimos plenamente sobre el efecto de la sal:
- Salar antes de embolsar y cocinar al vacío, tanto en forma de salmuera como de sal aplicada directamente a la superficie, tiene un claro efecto de aumentar la firmeza de la carne, modificando la textura de forma que recuerda a carne curada. La carne pierde parte de la «frescura» que conseguimos cuando, por ejemplo, la pasamos brevemente por la plancha.
- El efecto anterior se aprecia tanto más cuanto más tiempo trascurre entre el momento de salar y el de consumo, pero se percibe incluso en cocciones cortas (carnes tiernas) seguidas de consumo inmediato.
Lo que más me impactó fue lo último: que la mayor firmeza y cierta pérdida de «frescura» se aprecia incluso consumiendo directamente después de cocciones de un par de horas, tanto en el caso de la pechuga como del solomillo. Conclusión: con la mayoría de carnes es preferible salar después de cocinar, justo antes de proceder al acabado. Ojo, en ocasiones nos puede interesar el efecto «curado», p.e. con confits, o el efecto «firmeza», p.e. con pechugas destinadas a laminarse en frío para usar en sandwiches o ensaladas. Pero, en general, lo suyo es salar tras la cocción al vacío.
¿Merece la pena la salmuera?
Otra cuestión que quería verificar en las pruebas era el efecto de la salmuera, tanto sobre la jugosidad como en su capacidad de aportar sabor. Para ello apliqué las salmueras que Thomas Keller nos recomienda respectivamente para cerdo y pollo en su libro Bouchon, bien cargaditas de especias y hierbas frescas, y comparé con las mismas piezas sólo con sal, tanto antes como después de cocinar al vacío. Y las conclusiones fueron….
- El efecto de la salmuera sobre la jugosidad es prácticamente inapreciable. Si cocinamos a baja temperatura —por debajo de 60ºC— la contracción de la red de colágeno y de las proteínas miofibrilares es mínima, y la carne queda muy jugosa. La salmuera aporta poco.
- El sabor adicional que aporta una salmuera rica en aromáticos es mínimo. Sólo las moléculas disueltas en el agua penetran con la salmuera, y en algunos casos apenas conseguimos distinguir entre las muestras con salmuera y sin ella. Como además la salmuera requiere una enorme cantidad de aromáticos para que se aprecien, es mucho más conveniente poner los aromáticos directamente en la bolsa de vacío, se aprecian bastante más y es necesaria mucha menos cantidad.
Por tanto, al menos con las carnes que probamos, la salmuera previa no merece la pena en cocciones al vacío a baja temperatura. Por supuesto, con cocciones convencionales a mayor temperatura la salmuera sí que resulta útil para mejorar la jugosidad.
¿Y con pescados?
Con pescados, sin embargo, la salmuera antes de cocinarlos al vacío sí tiene varias funciones importantes (saludos, por cierto, para Andrés, que planteaba esta pregunta en los comentarios de uno de los artículos mencionados arriba):
- La mayor firmeza que adquiere el pescado en este caso es muy útil, porque sin ella muchos pescados cocinados a bajas temperaturas prácticamente se desmoronan al manipularlos.
- La salmuera previene la pérdida y coagulación de
la proteína albúminaproteínas sarcoplasmáticas como la albúmina en la cocción posterior, esa sustancia blanca que aparece p.e. cuando pasamos un filete de salmón por la plancha. - Y, por supuesto, el efecto habitual de sazonar homogéneamente la pieza.
Muy interesante. Además, se puede añadir la sal al servir, ahora que tenemos sales rosas, blancas, de Guèrande, en escamas, ….. Lo de los pescados es más que cierto. Por ejemplo, en el País Vasco se salan unas horas antes de cocinar –fritos la mayor parte de las veces– los gallos para que adquieran cuerpo. Por eso se deben desintegrar.
Cierto Rosa, se me olvidó: bien antes de dorar, o después, o ambos —ahí los mismos profesionales no consiguen ponerse de acuerdo—, siempre que sea después de cocinadas al vacío! Y los pescados, ciertamente, yo aprendí de Berasátegui a salarlos según entraban por la puerta de casa.
Si vivieras en Cáceres te tendría atado con una cadena en mi cocina experimental haciendo pruebas todo el puto día.
Lo que dices tiene muchísimo sentido: si se sala antes de envasar, se le da tiempo a la sal a difundir hacia el interior de la pieza; esa sal promueve a su vez la solubilización de las proteinas contráctiles del músculo (miosina y actina, que no son solubles a menos que haya una concentración considerable de sales); al solubilizarse y calentarse, se promueve la formación de un gel cárnico, algo parecido a lo que se consigue cuando hace jamón cocido o pechuga de pavo cocida: queda una textura firme, con poca fibra, muy homogénea. En cambio, si no se añade sal, la miosina no se solubiliza, con lo que aún calentándose, se mantiene la estructura de las miofibrillas musculares. Eso determina que en boca se puedan percibir más claramente las fibras que hay que separar con los dientes, aunque también existirá un gel (formado por las proteínas solubles y por el colágeno que se haya solubilizado con el calor), pero mucho menos consistente que el que forma la miosina solubilizada cuando se ha añadido sal (o fosfatos, que es otra manera de mejorar la retención de jugos, y por lo tanto mejorar la jugosidad, pero que igualmente acaba dando una textura a fiambre).
Por cierto, que si a alguien le gusta esa textura tipo fiambre, para exacerbarla aún más un procedimiento muy efectivo es el siguiente: una vez que se ha envasado la carne ya salada (por salmuera o por sal seca), se introduce en un bombo de esos para marinar y se deja dando vueltas con un golpeteo constante durante unas horas.
En el pescado, en el que el tejido conectivo es menos consistente, la adición de la sal previa al cocinado favorece igualmente la formación del gel de miosina, lo que mejora la consistencia y ermite la manipulación; además, la adición de sal mejora la capacidad de retención de jugos del músculo, con lo que no se pierden esas proteínas sarcoplásmicas (lo que suele denominarse albúmina, pero son muchas más proteínas) que dan esa apariencia blanquecina tan fea.
¿¡Genial!
PD: Tengo una serie de proposiciones deshonestas que hacerte. En breve tendrás noticias mías.
¡Y con esto tenemos además la explicación teórica, muchas gracias Jorge! A ver esas proposiciones deshonestas (de otro tipo no me gustan 😉 )
Hola. Acabo de descubrir este blog a través de un enlace de «secocina», y lo que he visto me parece interesantísmo (os acabo de guardar en Marcadores). Enhorabuena y gracias por compartir vuestros conocimientos. Quería preguntar si los productos que ya vienen envasados (lomos, solomillos -parece que el de la foto es de estos-…) hay que quitarlos de su envase y, por tanto, introducirlos en otro nuevo, o sirve el envase original. Muchas gracias de nuevo.
Gracias por tu comentario Miguel. Yo prefiero no usar el plástico original porque no suelo tener información de su comportamiento ante el calor, tanto la pura resistencia física a la temperatura como que no libere compuestos como el Bisphenol A o los Pftalatos, con posibles problemas de actividad estrogénica sobre la salud. Además, como suelo incluir algún aromático en la bolsa junto con la carne, necesito abrir y re-envasar.
Hola Enrique,
gracias por tus aportaciones.
Estoy de acuerdo en tu análisis pero no demasiado en tu conclusión. La razón es que al salar al envasar al vacío se altera la textura pero se consigue una salazón más homogénea y una mayor retención de líquidos a la hora de cocinar.
Si te gusta una textura menos consistente entiendo que eso sería un punto negativo frente a los dos puntos positivos de lo que te expongo. Si prefieres una textura consistente entonces creo que añadir sal al producto antes de envasar tendría tres ventajas frente a no hacerlo.
Lo que te comento no lo he probado con cocciones al vacío breves como las que propones, quizás ahí sí que tu conclusión sería la apropiada.
Abrazo,
Gracias por tu comentario Rafa. Al salar se altera la textura (ahí estamos de acuerdo, y es lo que no me gusta salvo para algunas recetas), se consigue una salazón más homogénea (lo que es cómodo, por eso me gustaba hacerlo antes de envasar), pero NO se consigue una mayor retención de líquidos si cocinas a baja temperatura, que es lo que intento explicar en la entrada.
La comprobación práctica es sencilla: si cocinas una pechuga o un solomillo de cerdo durante dos horas y media en agua a 56ºC (tiempo por lo general suficiente para que se cocinen y se pasteuricen en el centro), al abrir la bolsa no hay prácticamente nada de líquido, unas gotas a lo sumo. Podríamos pensar que la salmuera podría afectar a la retención de líquidos en el dorado final, pero es tan breve que prácticamente no afecta.
Y la explicación teórica lo avala, si lo entiendo bien se pierden jugos por dos razones: en primer lugar por la desnaturalización de la proteina miofibrilar actina, que contrae las fibras transversalmente haciendo que expulsen los jugos entre ellas, y en segundo lugar por la desnaturalizacion del colágeno que forma una especie de red tridimensional que envuelve los fascículos de carne a distintos niveles, esta red se contrae y «exprime» la carne como una esponaja. Y resulta que ambas proteinas desnaturalizan aproximadamente a partir de 60ºC, por lo que cocinar por debajo de esta temperatura hace que apenas se pierdan jugos.
Por lo tanto, tenemos en la balanza el efecto textura más firme frente a la conveniencia de una salazón homogénea. Y, en mi opinión, no compensa, porque en general la carne me resulta más «fresca» sin esa firmeza y compactación que aporta el salado antes de envasar. Pero, por supuesto, la elección depende tanto de las preferencias como del efecto que busquemos, a veces esa mayor firmeza es deseable. Y ojo, que estoy hablando de un efecto relativamente sutil, yo mucho tiempo he salado y puesto en salmuera antes de envasar y el resultado me parecía estupendo. Sólo cuando he probado las tres alternativas en paralelo he podido apreciar la diferencia. Te recomiendo que lo pruebes.
Por cierto, otra posible ventaja de la salmuera sería su supuesta capacidad de aportar sabores a la carne vía aromáticos disueltos en ella, pero como cuento en la entrada la salmuera en mis pruebas no es el mejor mecanismo para ello —al menos mi paladar no es capaz de apreciar matices tan leves—.
Un saludo
Me imagino que te habrá costado escribir este post; a mí me ha costado leerlo. Se me han caído algún que otro mito y procedimiento.
Haber si he entendido bien, lo que dices es que ¿no es necesario realizar una salmuera al solomillo de cerdo? ¿Ni a las pechugas de pollo? Aunque sí al salmón, por ejemplo.
Vuelvo a decir, que me ha costado leer este post porque obviamente eso simplifica el proceso de elaboración de las recetas, lo cual es una alegría, pero a la vez me pregunto, ¿de dónde hemos o he sacado yo que era necesario salar o poner en salmuera para darle mayor jugosidad a la carne?
Como siempre un placer leerte y que compartas con nosotros tus experiencias.
Saludos desde Valencia y esperándote estamos. Jejejeje.
Es cierto que cambiar algo que te habías acostumbrado a hacer en la cocina cuesta, pero esa es la gracia de experimentar y entender porqué pasan las cosas!
A ver, creo que no es necesario poner un solomillo de cerdo ni unas pechugas de pollo en salmuera si vas a cocinarlas a baja temperatura, por debajo de 60ºC. Pero sigue siendo muy útil para conseguir una carne más jugosa si los cocinamos por cualquier método tradicional de alta temperatura como la plancha o el horno. La cuestión es que a tan baja temperatura prácticamente no se pierde ningún jugo, con o sin salmuera, por lo que el efecto relevante de la salmuera es sólo sobre la textura, y por lo general prefiero la que queda sin ella, aunque esto puede depender de tus preferencias —puede que te guste más cómo queda con la salmuera, más firme y compacta— o de la receta —para algunos usos esa textura es adecuada—.
Grandísimo Enrique! Lo único que me fastidia es que lo de la salmuera vendía mucho, ya si te tirabas el pegote del «equilibrio» las muchachas caían rendidas a mis pies sin más… Dejaré de hacerlo, pero lo negare en cualquier foro 😉
En cuanto al pescado, ¿tienes la receta perfecta? Concentración/tiempo. Recientemente me torré un poco con una cabrarroca, digamos que quedó más roca que cabra (tremendo chiste).
Un placer como siempre.
Un abrazo,
Pablo.
Puedes seguir usando salmueras cuando cocines a la plancha, o en el horno a alta temperatura, que esto sólo se aplica para cocciones por debajo de 60ºC! Así no dejarás de ligar 😉
Con filetes finos de pescado suelen recomendarse entre 10 y 15 minutos en salmuera al 5%, más tiempo con piezas más gruesas. No sé si es la opción «perfecta» pero va bien.
Un abrazo
Secundo lo que dice Enrique: 10m @ 5% para finos es lo que hago yo y ya quedan bien, no hace falta salarlos luego (si te gustan flojillos de sal).
Otra opcion interesante pero que da sabor es usar salsa de soja como sustituto de la sal, si no recuerdo mal el poder de salar de la soja es ~20% (en peso) vs. sal; asi que para tener una salmuera de soja equivalente al 5% tendrias que poner 25% de salsa de soja. Yo hice una prueba con salmon hace algunos meses y quedo muy bien, totalmente recomendable (pero no recuerdo la proporcion de la salmuera; recomiendo que hagas la de agua y sal y otra con agua y vayas echando soja hasta que probando las notes igual de saladas). Esto lo han estudiado bajar la cantidad de sal en las comidas http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19723231 y parece que para algunas funciona (no tengo acceso al articulo completo; pero supongo que sera por el potenciador umami que lleva la salsa de soja que hara que sea necesaria menos sal para notar las cosas con igual de sabor).
Gracias Andrés. Probaré lo de la soja y te cuento.
Hola Enrique, gracias por el saludo. Yo en pescados lo veo casi obligatorio si tengo tiempo; tanto para hacerlos al vacio como para hacerlos a la plancha. .
En solomillo de pavo y pechugas de pollo he hecho varias pruebas y si que he notado el pavo con salmuera de equilibrio con azucar @ 0.5% sal @ 1% mucho mas jugosa y sabrosa que sin salmuera; las pechugas de pollo no tanto la difererencia en sabor pero sin salmuera dejan esa babilla blanca en la bolsa; con la salmuera no lo dejan.
El otro dia tenia prisa y compre un pollo entero de unos 2-2.5 Kg, normalito; como no tenia tiempo para la salmuera de equilibrio hice una al 2% de sal y 2% de glutamato monosodico MSG (si si, glutamato ye ye) y le inyecte un 15% del peso de pollo de esta salmuera con jeringuilla distribuyendolo lo mejor posible (me llevo unos 5 minutos o asi); luego mezcla de especias y en una bolsa especial de horno para que se hiciera al horno; cuando termino grill del horno para tostar un poco la piel… te puedo decir que en este caso el resultado fue brutal, con posiquisimo esfuerzo y preparacion y comparable al pollo modernista de MC (al menos, como lo hice yo la vez anterior).
Estoy pensando en hacer algunas pruebas inyectando salmueras con aromaticos bien triturados y llevados a ebullicion DENTRO de pollo/pavo.
Por cierto… estupendo post! 🙂
Andrés, esa receta del pollo te la voy a copiar. Me gusta la idea del ave entera y es cómodo. Siempre que organizo algo en casa me doy unas palizas brutales (sarna con gusto no pica) y al final ni estoy sentado en la mesa (como este finde, marcando y emplatando lengua para 8, después de unos guisantes con butifarra y bacalaos SV con porrusalda).
Lo de la salmuera de equilibrio, por más que lo pienso me da cosica, tanto tiempo ahí…
Así de paso me inicio con el MSG que tampoco he usado. Curiosamente hoy veía a gente enlazando en Twitter sobre el síndrome del chino y los efectos secundarios de esta sal, que doy por hecho son un mito.
Saludos,
Pablo.
Hasta donde yo sé, ningún estudio serio ha conseguido evidencia alguna de que los efectos secundarios del MSG sean reales.
Yo tampoco me siento a comer (o lo hago a la carrera) cuando tengo invitados (mal de muchos…)
Gracias por compartir tus pruebas Andrés. No he probado con pavo. En la entrada no lo aclaro, pero mis pruebas fueron con salmueras convencionales, en torno al 5% de sal y controlando el tiempo, no con salmueras de equilibrio, lo que podría ser otra variable a tener en cuenta. Es cierto lo que comentas de la «babilla blanca» al cocinar pechugas de pollo, supongo que serán proteinas sarcoplasmáticas como el salmón.
El pollo al horno en bolsa, ¿con qué tiempo/temperatura en el horno?
200C, el tiempo no recuerdo si 1h o asi, pero bueno, iba pinchado con sonda (que la puedes sacar por el agujerillo de la bolsa). A falta de fotos y lo que creo que ocurre es que el agua que suelta el pollo se evapora dentro bolsa y practicamente se hace al vapor.
Pingback: Cuándo dorar las carnes al cocinar al vacío | Dorar no sella los jugos
Ayer hice un foie, y el paquete advertía que no se salase hasta el emplatado. El resultado fue un que se deshizo mucho más, y un aprovechamiento mucho menor. Con foie ¿salamos justo antes de cocinar al vacio?¿Y si lo salamos unas horas antes?¿para un medallón de 100 gr, cuantos gr. de sal? Muchas gracias, un saludo.
Hola Manuel, al foie no se le aplica la tesis de esta entrada. Yo suelo salpimentarlo tras desvenarlo, por dentro y fuera, unas 24 horas (para un lóbulo enterno) antes de cocinarlo. La proporción de sal entre un 1 y un 1,5% (entre 1 y 1,5 gramos de sal para un medallón de 100 gramos). Un saludo
Gracias. Hoy hice una prueba con pechugas de pollo. Una salandola al hacer el vacío (1,5%, no hice salmuera) y otra no. El resultado,lo sabía por anticipado gracias a la excelente explicación que das, pero, lo que no me imaginaba es que sería tan evidente; nada mas sacar las bolsas, una tenía liquido y la otra no, al cortar el salado era un corte mas limpio, y al marcar en plancha, también quedaron diferentes. Un saludo.
Gracias Manuel por compartir tu experiencia. Un saludo
Muy interesante este blog, estoy de acuerdo con la tesis expuesta sobre el salar después de envasar y cocinar para evitar la perdida de agua y proteínas hidrosolubles.
Ahora tengo una duda que llevo dándole vueltas y es:
Si yo cocino una pieza a una temperatura superior a la de gelatinización de la miosina, temperatura en la que las proteínas empiezan a cocerse y desnaturalizarse, con el fín de reducir los tiempos de cocción, en que grado influye en la textura?
He leido que hay un cierto umbral en el que las proteínas dan el salto y es irreversible, ya se desnaturilazan. La transmisión de calor se da de manera en que la superficie se calienta antes que el centro, siendo la temperatura deseada a a alcanzar en corazón de producto la del medio. LO que yo supongo es que si aumentamos la tempratura del medio para acortar tiempos, alcanzaremos antes la temperatura a centro deproducto pero también la solubilización de proteínas y la textura cambiará debido a que la parte externa ya habrá alcanzado la temperatura deseada y seguirá aumentando.
BUeno agradecería que debatieramos ésto para llegar a alguna conclusión gracias por la pagina, saludos.
Hola Víctor, efectivamente la desnaturalización de la mayoría de proteínas es irreversible, y si cocinas con una temperatura del agua superior a la que buscas a corazón obtendás un gradado de texturas en vez de un punto homogéneo en toda la pieza. De todas formas, la diferencia será notablemente menor que con técnicas de alta temperatura. Incluso hay quien prefiere ese diferencial que el punto homogéneo. El resultado dependerá de cuánto mayor sea la temperatura del agua y de la forma y grosor de la pieza, no podemos generalizar. Aumentar 5 o 10ºC la temperatura del agua no es tanto y acelera mucho la cocción, es habitual en restaurantes, en los que el pase debe ser rápido. Por otro lado es más problemático si la anchura de la pieza no es homogénea, ya que la parte más fina quedará más hecha.
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