¡Qué recuerdos de la niñez! Esas deliciosas natillas caseras, sólo con yemas, sin maicena, y por supuesto, sin otros sobres de por medio.
Natillas que, hoy en día, poca gente hace así, ya que requieren un control cuidadoso de la temperatura para que los huevos no cuajen. La técnica habitual es el baño maría, pero es tedioso y no es 100% fiable. Como no quiero privar a mi hijo del placer de las natillas caseras, vamos a modernizar el método para que sea más rápido e infalible.
¡Bienvenido al sous-vide, la técnica perfecta para cualquier plato que requiera un control preciso de temperaturas por debajo de los 100ºC!. Preparando las natillas al vacío no sólo garantizamos que no cuajen, sino que reducimos a la mitad nuestro trabajo, puesto que no es necesario ni estar removiéndolas ni hervir previamente la leche —infusionamos la canela o la vainilla directamente en la bolsa mientras las preparamos.
Aprovecharé de paso esta receta para ilustrar tres maneras distintas de cocinar líquidos sous-vide, tal como veíamos en la última entrada.
Las proporciones que uso aquí son para unas natillas bastante fluidas, y son muy fáciles de recordar: 100 ml de leche, 1 yema de huevo XL y 25 gr de azúcar por persona. Si se quieren más densas o si los huevos son tamaño L, se añaden más yemas. Otro día entraremos en cómo las proporciones afectan a la temperatura de cocción.
Ingredientes (para 850 gr, 6 raciones)
- 600 ml de leche entera
- 6 yemas de huevo XL
- 150 gr azúcar
- 1 vaina de vainilla
- Una pizca de sal
Preparación
Ponemos a calentar el baño de agua a 82ºC. Mientras se calienta, juntamos en una batidora de vaso la leche, las yemas de huevo (ambas frías del frigorífico), el azúcar y la sal.
Abrimos una vaina de vainilla con una puntilla y raspamos las semillas, que volcamos sobre la mezcla. También podemos añadir la vaina después de batir y quitarla al final, o bien la guardamos y la usamos para aromatizar azúcar u otra preparación. Si preferimos canela, añadimos la rama en lugar de la vainilla, también después de batir.
Batimos hasta disolver el azúcar, añadimos en su caso la vaina de vainilla o la rama de canela, y procedemos a envasar la mezcla. He probado tres métodos distintos para compararlos:
- Bolsa ZIP: Es el método más sencillo, completamente efectivo, y no requiere ninguna maquinaria. Se coge una buena bolsa ZIP, mejor con doble cremallera, se vuelca dentro la mezcla, se cierra casi toda la cremallera, dejando una esquina abierta, y se introduce la bolsa en un recipiente con agua, de forma que se va desalojando el aire que contiene, hasta llegar a la esquina abierta, cuando el agua está al borde de esta esquina se cierra. Tenéis más detalles y muchas fotos en Umami Madrid y en Cooking Issues (hacia el final de la entrada). El principal inconveniente de este sistema es que la bolsa tiende a flotar, lo que es incómodo y obliga a idear algún sistema para mantenerla hundida. Por otro lado, la bolsa ZIP tiene una ventaja respecto al envasado al vacío: en cualquier momento podemos sacar la bolsa del baño, abrirla, verificar la temperatura si queremos, y volver a cerrar e introducir de nuevo en el baño si es necesario.
- Bolsa de vacío: Esto es trivial con una envasadora de campana, pero requiere un truquillo con una envasadora lateral o de pinza que son las que solemos tener en casa. En esta entrada describo en detalle cómo hacerlo, básicamente colgando una bolsa extra-larga de la envasadora y presionando el botón de «sellar inmediatamente» antes de que el líquido alcance el canal de vacío. Este sistema tiene el mismo inconveniente que la bolsa ZIP, y es que tiende a flotar.
- Tarro de cristal, de los de envasar al vacío («mason jar»). El método más sencillo, ya que se vuelca el contenido al tarro y se cierra —pero no herméticamente, para que con el calor se liberen los gases sin problemas. Se cierra la tapa del todo y se abre un cuarto de vuelta. No hace falta hacer el vacío al tarro. Se pone en el baño de agua de forma que cubra hasta el cuello del tarro, sin llegar a la tapa. El inconveniente de este sistema es que la transmisión de calor es mucho más lenta, tanto por la anchura del cristal como la del tarro. El diámetro mucho mayor que la bolsa hace que, si no lo removemos, pueda llegar a tardar 10 veces más en alcanzar la temperatura objetivo. Por otro lado, es fácil remover el contenido del tarro cada rato, bien moviendo todo el tarro, bien abriendo la tapa y usando una cuchara, lo que acelera mucho el proceso, y al abrir se puede comprobar en cualquier momento la temperatura del contenido y así verificar si ya está hecho.
Personalmente para 100% líquidos el sistema que me resulta más cómodo es el tarro. Hay que removerlo cada rato, pero no flota y es reutilizable.
Ponemos las bolsa o el tarro en el baño de agua y, una vez recupere los 82ºC, mantenemos veinte minutos en el caso de las bolsas y treinta y cinco minutos si se trata del tarro. En el caso del tarro, además, removemos el contenido cada diez minutos.
Pasamos las bolsas o el tarro a un baño de agua fría con hielos, donde aprovechamos para mover bien el contenido a través de la bolsa, simplemente estrujando con las manos. En el caso del tarro, removemos agitando el bote o abriéndolo y usando una cuchara.
Cuando se hayan enfriado, abrimos una esquina y servimos en recipientes individuales. Pasamos al frigorífico hasta el momento de disfrutarlas.
Tenéis más información sobre natillas al vacío en Cooking Issues, así como un paso a paso en este video de Douglas Baldwin.
Frase mitica de Douglas Baldwin despues de añadir 12 yemas de huevo a la nata y el azucar… «which is quite a bit… but who’s counting calories anyway… ?» 🙂
Por cierto: el otro dia yo hice flan de huevo SV a 75C (y salieron bien pero la verdad no habia diferencia abismal con los hechos con la thermomix. Yo las natillas las hago con la thermomix y salen muy bien… quiero probar las SV, pero… has probado si hay mucha diferencia?
Hola Andrés, yo las natillas también solía hacerlas con Thermomix (en realidad con el clon MyCook), y salen muy bien. Mi impresión es que quedan algo mejor SV por el control más fino de la temperatura, pero tendría que probarlas juntas para estar seguro.
El problema de la Thermomix es que el control de temperatura no es demasiado fino, tiene fluctuaciones de casi 10ºC. Y por eso para una preparación como ésta es muy importante controlar el tiempo, que depende de la temperatura inicial y de la cantidad que hagas. Si sigues la receta del libro de la Thermomix tal cual, bien, pero si quieres cambiar proporciones y cantidades, tienes que ajustar y es posible que te cuajen los huevos (a mí me ha pasado). Con el SV no importa que te pases de tiempo, tienes prácticamente garantizado el resultado.
También es más incómodo infusionar al mismo tiempo una vaina de vainilla o una rama de canela enteras con la thermomix, porque normalmente se usa una velocidad que las machaca.
Por cierto Andrés, la frase del Baldwin es total sí 😀 Con nata y tanta yema tienen que estar de flipar, pero pelín heavies para mí…
Voy a ver si me animo a hacerlas aunque sea por los métodos más pedestres… con tarro e intentando controlar la temperatura del agua al fuego con un termómetro… No me cabe más equipo en casa pero estoy viendo que necesito imperiosamente equiparme para el SV 😉
Saludos,
Pablo.
Las hice ayer noche, las he tomado hoy, en dos palabras:
¡IM PRESIONANTES!
Gracias por la receta.
¿Te animas a explicar lo de los tiempos/temperatura vs. ratio leche/huevo/azucar?
¡Me alegro que te gustasen Andrés! La teoría de las mezclas con huevo, llegará, pero tengo tantas cosas que me gustaría escribir y tan poco tiempo….
Yo las hice el sábado y las comí ayer domingo. Y lo cierto es que aunque de saber estaban muy buenas (algo dulces, pero para gustos, …), la textura no era la de unas natillas, estaban bastante líquidas.
Las tuve a 82Cº durante 20 mint. en el video de Douglas Baldwin, él las tiene en total 30 mint. ¿crees que con más tiempo el huevo cuajará mejor creando la textura tipica de natillas?
Gracias por tu blog, lo sigo desde hace algún tiempo, aunque ahora me he decidido a escribir.
Hola buen comedor, grcias por tu comentario. Creo que la textura se debe más a la proporción yemas/leche que al tiempo. La receta que pongo es para unas natillas dulces y muy fluidas, o sea muy líquidas, que en casa nos gustan mucho, pero puedes aumentar el número de yemas hasta el doble sin problemas y así tener unas natillas bastante más espesas. No hay una receta «estándar», en un libro de Pérez Conesa recuerdo que recopilaba hasta 8 recetas de distintos libros tradicionales de cocina española, con ratios totalmente diferentes.
Baldwin además usa nata, por lo que también le salen más espesas. La temperatura exacta a la que cuajaría la mezcla depende de la proporcion leche/yemas y de otros factores como la cantidad de azúcar, pero 82ºC suele ser una temperatura segura para la mayoría de mezclas, aunque tienes que verificarlo con tu mezcla exacta. Seguro que puedes tenerlo más tiempo sin peligro, ya que estás controlando la temperatura, y posiblemente cuaje un poco más, aunque ya te digo que creo que es más una cuestión de la cantidad de yemas. El tiempo también depende de la cantidad que hagas y de si usas bolsa o tarro (que tarda bastante más al ser más ancho).
Ya nos contarás si pruebas otras combinaciones.
Gracias por tu rápida respuesta, ha sido muy amable.
La receta que yo hice exactamente fueron:
7 yemas huevo «L»
400 gr. leche entera
200 gr. nata
150 gr. azucar
1 pizca de sal
Probaré hoy a subir la cantidad de yemas y te cuento, gracias de nuevo.
Tan solo me asalta una duda de tu comentario, «82ºC suele ser una temperatura segura para la mayoría de mezclas, aunque tienes que verificarlo con tu mezcla exacta», que quieres decir exactamente con eso, ¿Te refieres a la seguridad alimentaria? ¿Cómo puedo verificarla?
Lo cierto es que estoy haciendo mis pinitos en la cocina al vacío, pero me siguen asaltando dudas sobre como garantizar unas carnes o pescados con todas las garantia alimentarias en cuanto a seguridad se refiere.
No, no, me refiero a seguridad de que no se corten por exceso de temperatura, peligro de salud no tiene ninguno a estas temperaturas.
Ayer volví a hacerlas, hoy daremos buena cuenta de ellas, pero creo que esta vez me pasé de huevos o de nata, salieron un poco espesas, jajajajaja.
Metí:
200 gr. de leche entera
200 gr. de nata
6 yemas huevo «L»
50 gr. azucar
pizca de sal
82Cª
20 mint. + el baño de agua helada.
Ayer, algo frias las probé y de sabor estaban espectaculares, pero ya me dió la sensación de excesivamente espesas.
Pero lo conseguiré.
Ja ja, pues ya sabes, al punto medio 😉
Buen comedor, te pongo una tabla de referencia del Modernist Cusisine, tomando 100% como el peso del líquido, y usando sólo yemas (la alternativa es usar huevos enteros), podemos conseguir las siguientes consistencias en función de la cantidad de yemas y la temperatura:
Clema inglesa fluida: 110% 70ºC, 30% 75ºC, 10% 83ºC
Crema inglesa: 130% 70ºC, 30% 80ºC, 10% 88ºC
Crema inglesa densa: 150% 70ºC, 50% 75ºC, 30% 83ºC
Crème brûlèe: 70% 75ºC
Lo cierto es que no existe una definición «de referencia» de unas natillas. Estoy revisando El libro del saber culinario de Joaquín Pérez Conesa, y recoge 6 formulaciones distintas extraidas de manuales clásicos de cocina española, con proporciones por litro de leche que van desde las 4 hasta las 18 yemas, y cantidades de azúcar desde los 60 hasta los 300 gramos. Vamos, una horquilla grandecita, como quien dice.
Le echaré un vistazo al libro de MC y probaré de nuevo este fin de semana. Quizás suprima la nata, no sé, revisaré bien el libro y con las experiencias anteriores haremos la tercera prueba.
Tengo que decir, que las dos pruebas anteriores nos las hemos comido la mar de a gusto, estaban excelentes de sabor.
Pingback: Natillas “sans vide” | afreirpimientos
Impresionante post! Mira que llevo intentado varias veces hacer natillas como las de antes y que no lo consigo, oye… por unas cosas o por otras el resultado nunca es el esperado. Ésta me la apunto y lo pruebo este fin de seman sin falta (o eso espero). En mi caso, que no dispongo de SV, intentaré hacerlo como dice Pablo, controlando la temperatura del agua con un termómetro. A ver qué tal salen.
Un saludo,
Ivan
La receta es para unas natillas muy fluidas, quizás no son las que estás acostumbrado. Es habitual que sean algo más densas, en ese caso puedes aumentar la proporción de yemas como hemos visto en los comentarios anteriores. Espero que salgan bien, ya nos contarás.
Enrique, una duda que tengo. Comentas que en el momento de introducir la bolsa en el agua ésta está a 82º. Teniendo en cuenta que la temperatura de coagulación de la yema del huevo se da entre 65-70º y despreciando la resistencia de la propia bolsa, ¿no es un valor un poco elevado? lo comento desde el desconocimiento de las formas de trabajar con SV y teniendo en cuenta que los resultados son buenos…
Un saludo,
Ivan
Iván, la temperatura de coagulación aumenta conforme añadimos la leche y el azúcar, y aún más si pusiésemos maizena. En realidad los 82ºC pueden ser poco o mucho dependiendo de las proporciones exactas que uses, pero es un valor medio que suele funcionar.
Ok. Me queda claro. Gracias!
Pingback: Razones para cocinar (o no) al vacío en casa « Dorar no sella los jugos
Pingback: Natillas caseras “al vacío” « En salsa verde
Hola, Enrique:
lo prometido es deuda y más vale tarde que nunca. Ayer me puse a experimentar de forma «rudimentaria» con esta técnica. Puedes ver el detalle aquí: http://ensalsaverde.wordpress.com/2012/07/26/natillas-caseras-al-vacio/
¿El resultado? Sorprendente y motivador. Me quedaron un poco líquidas para mi gusto como me comentaste, pero eso tiene fácil solución. De sabor muy buenas. Y lo mejor de todo es que lo hice que pocos recursos a nivel técnico, lo que me está haciendo pensar a dónde puedes ser capaz de llegar con el instrumental adecuado… bufff!
Un saludo y gracias por todas tus apoprtaciones!
PD: creo que le he dado al enter sin querer y el primer comentario está cortado. Bórralo si quieres.
¡Que ricas! y fáciles. Muchas gracias por la receta, nos ha dado momentos muy felices.
Una duda: para espesarlas un poco más,recomiendas añadir alguna yema ¿se podrían espesar también aumentando temperatura? Analizando un comentario anterior, en el que pones las tablas del Modernist cuisine, veo siendo la misma proporción, cambia según temperatura:
Clema inglesa fluida: 30% 75ºC
Crema inglesa: 30% 80ºC
Crema inglesa densa: 30% 83ºC
Un saludo
Hola Manuel, me alegro de que os guste. Lo cierto es que, por consistencia, esta receta es más de una crema inglesa que de unas natillas, en las cuales nos hemos acostumbrado tanto a usar maicena como espesante que esa es la textura que esperamos. Yo no subiría la temperatura, al menos no por encima de 85, ya que será fácil que cuajen los huevos —la temperatura exacta depende de las proporciones, o sea de la dilución de las proteínas del huevo debida al resto de ingredientes, pero por ahí suele andar el límite—. También puedes reemplazar parte de la leche por nata. De todas formas, si pruebas, por favor cuéntanoslo 🙂
Gracias. He probado a dividir la mezcla en dos tarros, uno a 80º y otro a 84º. A 84º al remover con la cuchara, veía que el huevo empezaba a cuajar, así que esa temperatura es un poco alta. Respecto a la consistencia, si que está algo mas espeso (y quizá puede saber un poco más a huevo), pero si no tienes los dos para comparar, es imposible darse cuenta.
Mi mezcla es 75 ml leche, 1 yema (aprox. 17-18 gr), y azúcar mismo peso que yemas.
Un saludo.
Gracias por compartir tus pruebas, Manuel.
Pingback: Natillas de la abuela | la morera y el muérdago