Sí, sí, una tortilla de patatas, de toda la vida, sin modernidades. ¿Y eso? ¿Aquí? En casa en el día a día comemos comida bastante tradicional, pero ya sabéis que en el blog me gusta contar únicamente platos distintos, con alguna técnica o ingrediente que me parezca más o menos novedosa.
En este caso no. Un par de amigos llevan un tiempo tocándome las narices, ¿pero eso es cocinar? ¿es que no sabes hacer una tortilla de patatas, o un cocido? Esta es mi respuesta, y ya os imagináis el tema de la próxima entrada…
En mi casa siempre se ha preparado la tortilla «deconstruida», pero no a lo Adriá, simplemente preparándola por el método tradicional y, en vez de darle forma al final, volcando la masa en una sartén muy caliente y revolviendo medio minuto. Mi madre lo llamaba «patatas revueltas con huevo».
Así que debo confesar que en realidad…. es la primera vez que preparo una tortilla de patatas. Me aprovechaba de que era casi el único plato que podía delegar en mi mujer. Y, modestia aparte, me ha quedado espectacular. Pero la he cagado, claro, a partir de ahora mi mujer no va a preparar ni siquiera las tortillas….
Ingredientes, para 4-6 personas
Estas cantidades son para una sartén de 18 cm de base. Queda una tortilla de 20 cm de diámetro y 3 cm de alto.
- 2 cebollas medianas
- Aceite de oliva virgen extra de sabor suave
- 800 g de patatas (unas 3 medianas/grandes), en este caso variedad Caesar
- 6 huevos tamaño L
- 12 g de sal, o al gusto
Preparación
Pelamos y picamos las cebollas en juliana fina. Ponemos una sartén al fuego con un chorrito de aceite y caramelizamos las cebollas durante al menos dos horas. Primero a fuego medio/fuerte para que pierdan el agua, y luego a fuego cada vez más suave.
Cuando la cebolla lleva al menos una hora, ponemos a calentar abundante aceite de oliva virgen extra de sabor suave en otra sartén. Mientras se calienta pelamos las patatas y las cortamos con mandolina en láminas de unos 4 o 5 mm de grosor. Cuando el aceite alcance unos 130ºC ponemos las patatas en la sartén y dejamos a fuego bajo/medio hasta que estén bien blandas, una media hora. Al final subimos el fuego para que pardeen un poco. Sacamos a un colador para que escurran todo el aceite posible.
Nos quedarán alrededor de 600 g de patatas. Un ratio de un huevo por cada 100 g de patata (ya cocinada) es perfecto para una tortilla jugosa y poca hecha, como a mí me gusta. Así que batimos 6 huevos y los juntamos en un cuenco con las patatas, la cebolla caramelizada y la sal. Dejamos al menos veinte minutos para que las patatas se impregnen bien.
Finalmente, ponemos a fuego fuerte la sartén en la que vamos a cuajar la tortilla con un chorrito de aceite. Cuando esté bien caliente echamos la mezcla y con una espátula vamos dando forma al borde. Tras un par de minutos damos la vuelta ayudándonos de un plato o una tapa plana y mantenemos otro par de minutos. También podemos comprobar la temperatura en el centro con un termómetro con sonda, debería estar a unos 68ºC para que resulte bien jugosa, poco hecha en el centro.
Nada más, y nada menos. A veces los platos más sencillos son los mejores.
Pues sí tiene buena pinta! A mi es un plato que me da, no sé por qué, una pereza mortal preparar, pero una tortilla rica…
Pero tú es porque va frita la papa, so hater
Y si primero pasteurizas los huevos…. para luego dejarla más cruda todavía claro. Seria un buen experimento, a ver si me animo!
Un saludo
Si lo pruebas, cuéntanos qué tal queda! Saludos
Tiene una pinta fantastica. Las fotos geniales 🙂
muy buena pinta. me gusta la frase ultima que has escrito. Por algo admiro a Carlos Arguiñano en su idea de construir un puente entre la cocina tradicional y la moderna.
Hay algun ingrediente que puedes sustituir en lugar de la cebolla y queda espectacular pero es secreto profesional…
Es un secreto dado por una casera (de caserio vasco) a una tia mia. Sustituir la cebolla por puerro. Tienes que esperar a que se haga un poco la patata para que no se te queme pero es un sabor especial y riquisimo. Darle las gracias a la casera vasca si os gusta.
La cocino así, como dices.
Sólo que la cebolla, cortada bien finita, la voy cocinando en el aceite junto con las patatas.
Las patatas, las corto con un cuchillo, como mejor me parece. No me gustan el pan, ni la carne, etc. cortados con «máquinas»: Dejan el corte demasiado uniforme y el producto no sabe igual que cortado con cuchillo.
Al huevo batido, donde echamos las patatas-cebolla, le pongo un «suspiro» de pimienta molida.
Ese ingrediente alternativo a la cebolla…? Comentarlo y no compartirlo es algo sádico, no? Es poner la miel en los labios de uno y dejarle jadeando! 😉
Hola Carmen, gracias por tu comentario. Yo antes que el puerro del amigo Karlos prefiero usar cebolla fresca. En cuanto al corte, en este caso al cortalas bastante finas las patatas tienden a deshacerse ligeramente al freirlas, y también al mezclarlas luego con el huevo (yo remuevo un poco la mezcla con un tenedor) por lo que se pierde esa «uniformidad de máquina», y como cortar con la mandolina (si es de tipo japonesa, no de esas de restaurante que tardas más en montarlas y en desmontarlas que en cortar las patatas) es mucho más rápido todo son ventajas.
un poco de pimiento verde, pochado con la cebolla, ummmm
Una pinta realmente exquisita Enrique. Enhorabuena por el crecimiento de la familia.
Gracias Tania!
Gracias. Era lo que esperaba: mejorar lo inmejorable.
Firmado: uno de los tocahuevos.
Nuestra tortilla en Galicia difiere un poco, es por eso que me «atrevo» a introducir un pequeño apunte:
Usamos patata de la variedad Monalisa siempre, la cortamos como panadera pero no en cortes paralelos, sino un poco esquinados, la freímos hasta dorar y nunca se debe deshacer, el resto más o menos igual, pero la mezcla de texturas algún trozo crujiente y la patata en su interior harinosa con el huevo fundente es realmente deliciosa.
Perdón por el atrevimiento
Gracias por el comentario, Regue, todas las sugerencias bienvenidas. Atrevimiento ninguno, todo lo contrario, estaría bueno que pontificase yo sobre la tortilla de patatas cuando acabo de decir que es la primera vez que la hago!
La cebolla la caramelizas con azúcar o solo la pochas a fuego suave?
Hola Pik, sin azúcar, sólo que caramelicen sus azúcares naturales.
Hola, Enrique:
fantástica pinta la que tiene tu tortilla de patata. Como bien dices has cometido un error grave ya que a partir de ahora será tarea exclusiva tuya… 😉
El otro día probé dos variaciones en casa a la hora de hacerla: por un lado probe a cambiar la propoción de huevos y utilicé de cada 3 huevos 2 completos y una yema. Por otro lado utilicé por cada 100gr de patata 1 huevo completo pero separando las claras y las yemas y montando primero las claras no a punto de nieve pero casi y añadiendo después las yemas. La verdad es que con ambos métodos llegué a una tortilla más esponjosa y ligera, sin alterar el resultado interior en lo que a jugosidad y cuajado del huevo se refiere. Os dejo el enlace por si queréis echarle un vistazo:
http://ensalsaverde.wordpress.com/2012/05/23/tortilla-de-patata-parte-i/
Un saludo.
Hola Iván, ya había leido tu entrada! Gracias por las sugerencias, el «truquillo» de añadir yemas sin clara se puede usar para mejorar la untuosidad de distintas preparaciones con huevos, yo el otro día lo hice con unos huevos revueltos. Lo de montar las claras nunca lo he probado.
Un saludo
Hola, Enrique: esta semana he hecho de nuevo tortilla de patata en casa probando otro par de cosas diferentes (http://ensalsaverde.wordpress.com/2012/06/07/tortilla-de-patata-parte-ii/). La más interesante tenía que ver con aplicar una fase de precocido a las patatas ya cortadas a una temperatura entre 55-60º (yo lo hice en el honro) durante unos 20 minutos, como menciona Harold McGee en la página 299, y que ha resultado un éxito. Las patatas no se me han llegado a romper en la sartén (incluso siendo más finas que otras veces) y la textura final de la tortilla ha mejorado (por lo menos pata mi gusto). Vamos rizando el rizo un poco más.
Un saludo!
Hola Iván, como te decía en tu blog me sorprende que la retrogradación que describes en tu entrada no incluya un enfriado entre ambas cocciones. Yo cuando aplico este proceso a la patata uso algo más de temperatura y tiempo, lo hago en agua, y enfrío. No lo he usado para la tortilla de patatas porque nunca me ha molestado que las patatas se desmoronen un poco, incluso busco este efecto, ya que da la impresión de que luego absorben mejor el huevo (dejo las patatas ya cocinadas bañándose en los huevos un buen rato).
Un saludo
Hola, Enrique:
ya he visto tu comentario. Efectivamente no apliqué una etapa de enfriamiento entre los dos procesos de cocción. Lo que sí que pude apreciar es que las patatas se deshacían menos en la posterior cocción en el aceite. Incluso las había cortado un pelín más finas. La verdad es que fue más un experimento por curiosidad para ver la textura final y la verdad es que nos gustó. ¿Puede ser que el enfriamiento en agua no sea estrictamente necesario y sólo en usos concretos? Pues la verdad es que después de leer estos días y después de tus comentarios tengo otra vez dudas. ¡esto no puede ser! 🙂
Me estoy pensando seriamente dedicar un tarde a darle una vuelta a este tema probando las diferentes combinaciones… jejeje!
Un saludo!